martes, 23 de agosto de 2011

Llámalo vida.

Llama vida al día a día. A lo misterioso que nos rodea. A la inquietitud de cada instante. Llama vida al amor, al odio, a la codicia, al hambre, al deseo, a la pasión, a lo descorcertante, a lo diferente...
Llama vida a la injusticia, a lo inconsciente, a la furia, a la felicidad, al ruego y a la desesperación.
Llama vida a las guerras y a las muertes.


Lo siento, pero hay cosas que no quiero que pertenezcan a esta vida.

martes, 12 de julio de 2011

Un buen paisaje...

Y ese fue el lugar elegido, aquel pequeño y viejo banco en medio de la montaña pero desde donde pudimos visualizar toda la ciudad, todo el mar...era el paisaje perfecto.
Pocos paisajes podrían ser mejores que aquel, ni buscándolo aposta sería mejor. Pero por cosas de la vida nos encontrábamos allí, él y yo, mirando cada uno hacia su lado, con miedo de cruzar las miradas que tanto ansiaban encontrarse...

Después de unos cuantos minutos, casualmente los dos nos miramos, realmente lo llevábamos esperando desde hacía mucho tiempo. "Qué día más bonito hace hoy", fue lo primero que se digno a decir, y realmente lo último que oí. Pero, ¿sabeis? no hacia falta decir nada más...incluso creo que las palabras sobraban en ese instante, no tenían lugar entre nosotros... y aunque nuestras bocas enmudecían, nuestras miradas chillaban. En nuestros ojos se encerraban tantas preguntas, tantas respuestas, tantos reproches y tantos piropos... pero no podíamos hablar, era como si no tuviéramos voz.

De vez en cuando él giraba su cabeza para contemplar el paisaje, y yo.. yo sólo podía mirarlo, y como acción de recojerme el pelo enloquecido por el viento le rozaba su mano.

Pasó toda una tarde, ahí, sentados, sin decir nada de tantas de las cosas que ansiábamos por decir. Durante muchos meses había ensayado mi discurso, todo aquello que necesitaba decirle...pero no pude. En ese momento pensé que él ya lo sabía todo, ya sabía cuanto le quería. Y lo más curioso es que no necesité ni una palabra suya para saber que él sentía lo mismo que yo.

Y es que el amor es así, no necesita palabras. Nada puede con él, ni siquiera el tiempo es un rival fuerte. Y nosotros éramos la prueba de ello, imagínanos: los dos sentados en aquel banquito visualizando todo un perfecto paisaje, sin decir ni una sola palabra, pero deseándonos como nunca y todo ello después de casi un año. Y sin embargo, aunque el tiempo había pasado...el amor seguía ahí, entre nosotros, era lo que nos había echo unirnos después de tanto tiempo...el amor.

lunes, 4 de julio de 2011

Bienvenidos al mundo de los errores.

-¡Bienvenidos al mundo de los errores!- gritaba a todo pulmón aquel hombre de apariencia formal en la gran puerta de bronce.
Todo el mundo quería cruzarla, estaban deseosos de hacerlo. Cientos de personas se agrupaban ante ella, todos ellos habían sido "preelegidos" de forma aleatoria; siempre funcionaba así, la gente buscaba conocer lo que llamaban "una vida paralela", fuera de el lujo de vivir entre nubes, plagados de placeres, a toda comodidad en aquella enorme pero acojedora isla llamada cielo donde no conocían la vejez, vamos lo que venía a ser una vida fantástica donde desconocían lo que era trabajar pero, que sin embargo, se había convertido en una rutina aburrida. Ellos lo que buscaban era algo diferente, un lugar donde no existiera la perfección, querían conocer lo que era sufrir.

Ese mismo hombre de la puerta de bronce era el que se dedicaba durante meses en recolectar gente para que cruzara la puerta y viajaran al mundo que el llamaba: el mundo de los errores. Se había dedicad a ello muchos años, pero cada vez se le hacía más fácil convencer a gente, pues cada vez más gente deseaba salir de aquel mundo que ya venía a ser aburrido para vivir una nueva experiencia.
Las condiciones eran sencillas, una vez que cruzabas esa puerta no recordarías tu vida anterior, ante el nuevo mundo serías un churumbel (como en algunos paises de ese mundo llamaban) al que le tendrían que hacer todo. Irías creciendo y eso supondría labrarte un futuro, lo que te llevaría a trabajar. Envejecerías y tras morir si habías sido bueno volverías a ese mismo mundo, aquel mundo perfecto repleto de nubes. ¿Qué podías perder?, total...si en un caso remoto no te gustaba aquel mundo, tarde o temprano volverías a ese mundo, asi que no correrías mucho riesgo, además sonaba tan bien la palabra trabajar, el poder ser útil sin ser perfecto...

Yo también estuve ansiosa de cruzar esa puerta, y la llegué a cruzar... Aunque te aseguran que una vez allí no recordarás nada de este lugar se equivocan. En realidad, muchos de allí conocen este lugar, o por lo menos se lo imaginan...siempre hay alguien que dice "seguro que existe un mundo mejor" otros hablan de un "cielo".
Antes de ir allí me peguntaba porque lo llamarían así, que significaba la palabra error, pero ahora ya lo entiendo. Como su nombre indica, ese mundo está lleno de errores, uno mismo los comete diariamente. Hay errores de los que llegas a alegrarte pero otros que hacen mucho daño. La verdad es que esos 79 años que viví allí no fueron del todo malos, aunque recuerdo el sentimiento del sufrimiento, el llorar desconsolada, el cansancio... pero también recuerdo el sentimiento de amor, el reír y el sentirte bien con uno mismo.

 Hecho demenos algo en especial de ese mundo, eso a lo que llamaban "sueños", como explicar lo que eran...eran como ver películas mientras dormias, podías soñar con cosas imposibles, bonitas, fantásticas...donde tú eras el protagonista. De vez en cuando tenía "pesadillas", eran como los sueños pero no eran tan agradables; yo cuando los tenía bastaba con pellizcarme para despertarme y acabar con ese "mal sueño".

Recuerdo que mi vida allí fue diferente, viví y sentí cosas que nunca antes había sentido. Es una vida difícil y puedes ser feliz o muy desdichada, y aunque dudo que vuelva a ese mundo, no me arrepiento de haber ido. Aprendí muchas cosas en verdad. Pero allí aprendes a valorar, a esforzarte a querer y dejarte querer... aprendes a vivir y a todo lo que ello conlleva, no como en este mundo. Mientras estás allí solo piensas en después de la muerte, y muchos tienen eso que llaman "fe" que les hace creer en este mundo perfecto, pero lo que no saben es que este mundo mola solo durante un tiempo, pues el problema no es el no poder recordar este mundo perfecto cuando estás en el mundo de los errores... el problema es recordar el mundo de los errores una vez que estás aquí. Recuerdo a mi familia y a la gente que tanto quería, pero sin embargo, no puedo sentir alegría por ellos ni tristeza, ni reir ni llorar... porque aquí esos sentimientos no existen.  Vale la pena vivir allí solo por eso, por la cantidad de sentimientos buenos que puedes sentir, a pesar de que también existen sentimientos no tan gratos.

Por ello considero que no se debería llamar : el mundo de los errores, sino "El mundo de los sentimientos".

Y creerme no deben sobrevalorar este mundo, esto parecido a lo que ellos llaman "cielo" tan solo es un mundo sin color, un mundo sin sentimientos...

miércoles, 29 de junio de 2011

"Din don"

Ella llevaba toda la tarde atenta del reloj, a cada minuto volvía a mirarlo esperando que llegara la tan esperada hora...

Inquieta todo el día, corriendo de aquí para allá, arreglándolo todo para que todo y absolutamente todo estuviera perfecto.  Abriría el armario más de quinientas veces para mirar que se ponía, pero cada vez que lo abría estaba más segura de que el vestido perfecto para la ocasión sería el azul, ese vestido que sabía que a él le encantaba. Escogió con tanta precisión y exigencia los zapatos, los accesorios... que se no se había dado cuenta que solo le quedaba una hora.

Rápidamente se metió en la ducha, se secó y agobiada por el poco tiempo que disponía, se secó el pelo " a lo loco" sin darle forma alguna. Se dispuso a vestirse y se echó tres gotitas exactas de aquel perfume tan caro que reservaba para las ocasiones especiales.

De repente sonó el timbre, ese "Din don" tan esperado. La pobre se sobresaltó, esperaba que no fuera puntual... y miró el reloj apurada dándose cuenta de que pasaban cinco minutos de las seis, es decir, realmente se había retrasado. Desde que sonó ese "Din don" hasta llegar a la puerta habrían pasado veinte segundos, pero aunque parezca poco tiempo, a ella le dio tiempo de pensar en millones de cosas antes de abrir la puerta: no estoy perfecta,  llevo el pelo alborotado, estoy sin maquillar y sólo me ha dado tiempo a ponerme su colgante...

A pesar de sus tantas pegas a sí misma, abrió la puerta, y ahí estaba él... tan perfecto como siempre, con la camiseta que a ella tanto le gustaba, desde la distancia se le olía el perfume que llevaba...   Por un instante se paró el tiempo. Quizás estuvieron más de dos minutos observándose, ninguno de los dos decía nada pero a la vez lo decían todo, porque sus miradas hablaban por si solas.

Por fin lograron decir un "Hola". Le hizo pasar al salón. Se sentaron en el sofá. Ella estaba muy nerviosa, más de lo normal y ese nervio le llevó a la torpeza pues tras él pedirle una fanta de naranja, ésta se tropezó y prácticamente se la echó encima. Ella muerta de la vergüenza empezó a sonrojarse y pidiéndole perdón le intentó limpiar con una servilleta. Él, viendo la situación echó a reír. Le dijo que se tranquilizara, que no pasaba nada. Ella, intentando disculparse le describió lo nerviosa que estaba pero él la calló besándola.

Un beso largo y apasionado, de esos que no sabes cuando acabará porque realmente no quieres que acabe... un beso esperado y por supuesto, un beso deseado.
Una vez acabado, se abrazaron sin dejar que nada que pudiera pasar les interrumpiera ese momento.

Entre susurros él le dijo que perfecta era, y que guapa iba. Ella sin entender porque decía eso le dijo:
-¿Cómo puedes decir eso, si llevo el pelo alborotado, no me he maquillado y voy en zapatillas de estar por casa?
-Por eso mismo vas perfecta... me encanta tu pelo sin peinar, y tu cara limpia de polvos que lo único que hacen es no pueda admirar lo bonitos que son tus ojos claros. Además, me encanta cuando te sonrojas y me miras con esa carita que parece un poco empa....
-¿No querrás decir que te miro con cara de empanada?- dijo ella algo ofendida
-Pues sí, y me encanta. Me encanta que tus ojos busquen en los míos amor... que me reclamen un beso o que me digan todo eso que los dos pensamos. Y todo ello te da un aspecto de empanada. - Y se echó a reír.
-Ya veo que te gusta reírte de mi cara empanada. Y ¿ qué se supone que los dos pensamos?
-Pues pensamos o más bien deseamos estar juntos... quiero verte esa cara de empanada y esos pelos sin peinar cada mañana al despertarme, quiero que tu sonrisa me haga sentir especial, quiero...



¿Sabéis?, él no pudo terminar la frase, porque ella sin saber como fue capaz de callarle con otro beso, pero este fue aun más especial... y no se sabe cuando terminó ese beso ni ese amor loco que desde ese día comenzó. Sólo se sabe que fueron felices, y que lo fueron juntos.


Ella tenía razón, ese día sería diferente. Un simple "Din don" cambió su vida...

Poder borrar..

En muchas ocasiones nos hubiera gustado tener un "borrador" para poder borrar todo aquello que no nos gusta, cosas que hemos vivido y no queremos volver a vivir o simplemente borrar una fecha que lo único que te hace es recordar momentos que mejor olvidar; al fin y al cabo lo que en muchas ocasiones haríamos sería borrar muchos recuerdos.

Parece una locura ¿no?, pero es que es mejor vivir recordando los buenos momentos. Todos los momentos que te sacan una sonrisa, que te hacen ser feliz y llevar el día a día de una manera más amena. Y es que sin esos recuerdos no seriamos nadie, no tendríamos una razón por avanzar en el camino de la vida.

Hay recuerdos tan bonitos, tan especiales.. que por eso mismo no es digno recordar cosas tristes o malas experiencias. Mis recuerdos favoritos yacen cuando abro un álbum de fotos y recuerdo cada momento plasmado en cada fotografía. Supongo que los mejores recuerdos son aquellos de nuestra infancia ¿y no os habéis parado a pensar por qué?,  seguramente sea porque la mayoría de recuerdos de vuestra infancia os inspiran felicidad, añoranza, incluso ganas de volver por un instante a ser otra vez pequeño... pero muy pocos recuerdos de esos serán "malos".
Que bonito es recordar una canción y cantarla, recordar un novio de la infancia, recordar una tarde con amigos, recordar una cita inesperada; que bonito es que el aroma de un perfume te recuerde a alguien o que  el recuerdo de una persona te dibuje una sonrisa...
Que bonito es vivir de recuerdos, recuerdos que llenan tu vida felicidad, y en ese mundo que te creas no debe haber sitio para un mal recuerdo. Y como todo el mundo sabemos no se puede borrar un mal recuerdo, no existe ningún borrador que consiga hacer que todo sea perfecto o haya sido perfecto. Sin embargo, si que podemos convertir un mal recuerdo en un recuerdo feliz, ya que son tus recuerdos y de una cosa mala siempre se puede sacar una buena.

Todo recuerdo feliz pesa más que un mal recuerdo, y ello hace que con el tiempo se vaya olvidando pues para uno mismo satisface más un recuerdo que te saque una sonrisa que un recuerdo que no quieras recordar.

martes, 28 de junio de 2011

Pensar o no pensar..

¿Pensar o no pensar?...qué gran cuestión. Y es que el pensamiento es algo que no podemos controlar. Nadie decide tener pensamiento o no. Sin embargo, es algo tan necesario y a la vez tan absurdo.

Desde pequeño te inculcan que lo correcto es pensar dos veces antes de actuar, pues hacer las cosas sin pensar llevan al error, pero ¿eso realmente es verdad? Todos sabemos que al tomar una decisión, sea cual sea, corremos el riesgo de equivocarnos, pero no tiene nada que ver con haberla pensado o no. 
De que te sirve pensar, estar un rato, minutos, horas o días pensando en algo que desde el principio tienes claro. Pensar solo sirve para turbar la mente, para confundirte más y llevarte a hacer cosas que tu pensamiento opina que están bien pero que en el fondo no quieres o no te apetece hacer. Y es que si recuerdas, hay cantidad de cosas que no hiciste por pensar, por tener en cuenta a esa "herramienta" que te da la vida.
¿Por qué no se nos ocurre no pensar? Si no pensamos somos más libres, haremos lo que nos apetezca o simplemente queramos hacer... y aunque el no pensar nos pueda llevar a equivocarnos, nos dará igual... porque al fin y al cabo si no pensamos tampoco pensaremos que es un error, simplemente seremos libres, libres de no pensar en lo que está bien o mal, simplemente no nos equivocaremos, viviremos.